sábado, 20 de enero de 2018

La Audiencia de Santa Clara


Hasta el fin de la dominación española, en 1898, se mantuvo activo el Cuartel de Tarragona, situado al sur de la ciudad, de frente al camino Real. Entonces esa porción santaclareña, era un vasto espacio de manigua, frutales y solares yermos donde se levantaban algunas construcciones domésticas diseminadas. El Cuartel de Tarragona no fue una obra relevante de la arquitectura militar colonial cubana. Amén de haber sido clausurado con la vuelta de los militares españoles a la península, el inmueble sirvió de base constructiva para rehabilitarlo y usarlo en nuevas funciones. Santa Clara se dotaba de una institución de justicia: La Audiencia de Santa Clara, mal llamada Audiencia si consideramos que la tal institución tiene sus orígenes en la época de la Corona de Castilla, y en la América colonial, las Audiencias se establecieron en el siglo XVI, durante los reinados de Carlos I y Felipe II. La Audiencia de Santa Clara, también era conocida como “el Juzgado”.
El edificio que encausara y aplicara justicia en la región central de la Isla, no tardó en desaparecer con la evolución del progreso republicano, que demolía y construía en aras de la modernidad urbana. La Audiencia de Santa Clara, una vez salvaguardados los documentos y expedientes, fue demolida en 1927. La silla presidencial de la República la ocupaba Gerardo Machado y Morales, en su primer mandato. ©cAc-2018

jueves, 18 de enero de 2018

El Cuartel de Tarragona

Hasta el primer cuarto del siglo XIX, contaba la villa de Santa Clara con dos guarniciones militares acantonadas, una en el cuartel conocido como Cuartel de Lepanto, situado en la periferia sur, en los arrabales donde finalizaba la polvorienta calle San Francisco Javier, y la otra en un cuartel de mejor factura, pero de poca capacidad, situado en el cuartón norte donde comenzaban las calles San Francisco Javier y Segunda de San José. En los días en que se festejaban los 137 años de fundada la villa, llegaron a Santa Clara, comandados por Don Ignacio Castellá, tres compañías pertenecientes al Batallón de Tarragona. El Cuartel de Lepanto, viejo y poco confortable no tenía condiciones para albergar a los soldados españoles. Falto de cuartel, y sin sostén de la Real Hacienda, el Ayuntamiento se encarga de dar alojo a las tres compañías, y acondiciona y facilita una vivienda situada en la Plaza Mayor. 


Otro acontecimiento concerniendo alojo a militares vino a agravar los sobresaltos del cabildo. Poco después del arribo de las compañías del Batallón de Tarragona, llegó una fuerza del Regimiento de Caballería Dragones de América. El Ayuntamiento optó por alojar a la fuerza recién llegada en el inmueble construido en 1794 por el Presbítero Hurtado de Mendoza en la calle Santa Elena, la escuela para niños “Nuestra Señora de los Dolores”. Tiempo después, el Regimiento de Caballería fue trasladado a la guarnición norte de la villa, que devendría Cuartel de Dragones; y por espacio de diez años, las compañías del Batallón de Tarragona pernoctaron frente a la Plaza Mayor.

En 1835, la villa se convirtió en Jefatura Militar, dirigida por el coronel Don Francisco de Paula de Alburquerque, que a su vez también dirigió la Comandancia de Armas. La necesidad de trasladar a los hombres del Batallón de Tarragona a una verdadera guarnición era un sujeto caro al Ayuntamiento, el cual asintió a la demanda del coronel de Paula de construir una nueva guarnición en los terrenos maniguales colindantes al barrio de la Pastora, y ello en calidad de préstamo. Fue de esta manera, que vio la luz el Cuartel de Tarragona. Notable por haber sido prisión de patriotas y sitio de fusilamientos, que se llevaban a cabo en una pared lateral derecha del cuartel, y que se convirtiera en el triste paredón que cegara la vida de aquellos hombres que se levantaron en armas contra la dominación colonial. ©cAc-2018

miércoles, 17 de enero de 2018

Preámbulo para una memoria villaclareña

Desde hace mucho tiempo intento darle vida con letras a un espacio urbano santaclareño que comprende dos edificaciones, un parque, un sitio histórico y un antiguo club filantrópico. El conjunto está identificado en una trama vial que comprende una carretera nacional, un paseo, una corta avenida, dos calles, un callejón, y la margen de un río.
El espacio urbano al que me refiero está compuesto por:
Palacio de Justicia (1)
Parque de la Audiencia (2)
Paredón de Fusilamientos (3)
Esc. Fructuoso Rodríguez (4)
Parque “José Luis Miranda” (5)

La orilla derecha del río Bélico pone límite por el Suroeste, al terreno donde se extiende el Parque “J. L. Miranda”, el cual queda bordeado al Norte por la carretera Central, y al Este por el tramo final de la calle Juan Bruno Zayas. Justo pegado a la calle, el sitio que fuera Paredón de Fusilamientos, pero enclavado dentro del parque. Del otro lado de la calle que lleva el nombre del patriota villaclareño, el Palacio de Justicia y la Escuela. Entre ambas edificaciones, además de la carretera Central, una plaza abierta que los santaclareños denominan parque, el Parque de la Audiencia. Si nos situamos en el cruce de la carretera con el eje ancho, mirando hacia el Oriente, una vía larga de cien metros da acceso al barrio de la Pastora: la desconocida Avenida del General Juan Bruno Zayas, y hacia el sur buscando la salida que lleva a Manicaragua, el Paseo de la Paz, rebautizado como avenida Ramón Gonzales Coro. Por la derecha de la escuela pasa la calle Caridad, oficialmente nombrada General Roloff, también patriota de la gesta independentista. Al fondo del Palacio de Justicia se accede por una calle que nace en el Paseo, y serpentea el Parque de Pioneros hasta convertirse en la truncada calle Alemán que se desliza por el barrio Chamberi.

El área, que pudiera considerarse de notable valor histórico, ha visto en un largo periodo profundas renovaciones y rehabilitaciones, ha sufrido abandonos, ha sentido el deterioro del tiempo, la falta de mantenimiento y no pocas indisciplinas por parte de una franja de la población, que, por ignorancia o incivismo, destruyen el patrimonio urbano de la ciudad. ©cAc-2018